La Obra Original
El musical Jesucristo Superstar, con letras de Tin Rice y música de Andrew Webber, se ha representado en medio mundo con una gran aceptación allí donde se ha puesto en escena. En la actualidad se sigue representando en varios escenarios, siendo en Brodway donde tiene un sitio fijo en su cartelera desde hace varios años. El tandeen formado por sus creadores hizo posible que el sueño de ambos se hiciera realidad. Encontraron el repuesto natural a la clásica comedia musical, y lo hicieron de la mano de una obra en la que cristalizaron lo mejor de ese lenguaje que buscaban, modernizando un género que en la gran pantalla agonizaba por falta de creatividad. La historia resultaba sorprendentemente irresistible: los últimos días de Cristo narrados, ni más ni menos, que por Judas.
Su propuesta se apoyaba en la sugestiva base teórica de homologar el mesianismo de una figura religiosa o política con el de una estrella del rock: la religión y la historia son, en esencia, espectáculos de masas y sus motores más carismáticos, estrellas capaces de morir por la auto combustión de la fama.
Con una estética libre que jugaba con los anacronismos para trascenderlos, la puesta en escena de la película de Jewinson se convirtió en una representación canónica en clave "bigger life" de una partitura que amalgamaba registros dispares usando como elemento cohesionador el aliento épico-dramático de la canción rock. Los juegos vocales entre Anás y Caifás, la desgarrada voz de la conciencia de Judas, el estallido "glamuroso" protagonizado por Herodes y el pulso angustiado y dubitativo de ese Jesús enfrentado a su fragilidad en el huerto de Getsemani elevaron a los cielos de la mitología perdurable la arriesgada propuesta de este espectáculo que no intentó tanto desmitificar como diseccionar uno de los episodios fundacionales de nuestra cultura.
La Obra según Encrucijada
El trabajo que viene realizando el grupo de teatro, parte de la adaptación del texto y de la música que a finales de los setenta hicieron los españoles Jaime Azpilicueta y Nacho Artime. Un aspecto al que le hemos dado suma importancia es a adaptar la estética de la obra a los nuevos tiempos, introduciendo elementos que sean reconocidos por el gran público y que por tanto sea fácil identificarse con ellos. De esta manera es fácil descubrir a Jesús como miembro de un grupo de jóvenes idealistas agrupados a modo de tribu urbana, ejerciendo desde un primer momento un claro liderazgo sobre la misma. Se muestra la faceta más humana de Jesús y una evolución que lleva a acentuar en los últimos momentos de su vida la parte más espiritual o mística del personaje.
La obra está marcada por el ritmo de las escenas y por el colorido y movimiento de los diferentes personajes: apóstoles, sacerdotes, mercaderes, leprosos, soldados, gentes del pueblo...
Los “colegas” de Jesús son ante todo incondicionales que confían ciegamente en el mensaje de paz y amor que predica su líder. Un mundo más justo y más solidario. Sólo Judas se da cuenta de que no se puede ir contra corriente atemorizando a quien tiene el poder con equívocas “revoluciones”. Ese conflicto le llevará constantemente a enfrentarse con Jesús y a denunciar la incoherencia de sus acciones, siendo consciente en sus últimos momentos de que no ha sido más que un instrumento al servicio de la mayor grandeza de su maestro.
Todos ellos forman parte del universo que rodea a Jesús y que determina el contenido y la estética de las escenas. La música en directo imprime una gran fuerza a la obra que, junto a la magia de la luz, permite crear diferentes espacios escénicos que hace innecesario una compleja escenografía. La versatilidad de las estructuras modulares que se van a utilizar permite además recrear diferentes situaciones, dándole un efecto diferenciador a las mismas.
El vestuario, siguiendo el espíritu libertario al que hemos hecho referencia, responde a una visión moderna y cosmopolita del mundo que permite que la mayor parte de los personajes se presenten con ropa cómoda y desenfadada. Sólo los que tienen una significación especial se les viste remarcando la simbología que representan.